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El Monasterio de Pedralbes establece un puente entre la salud y la cultura

El proyecto ‘La Belleza Cura’ repite de la mano del Museo de Historia de Barcelona en la sede del Museo de Historia de Barcelona (MUHBA) al Monasterio de Pedralbes, se inició el proyecto ‘La Belleza Cura’: visitas particulares conducidas por un educador y dirigidas, especialmente, a familiares, enfermos y acompañantes del Hospital de la Vall de Hebrón. Ahora, el MUHBA abre una nueva etapa de este proyecto sin perder de vista el objetivo inicial de abrir las puertas del museo a aquellos colectivos que requieren una atención especial. La iniciativa quiere ofrecer un paseo por el monasterio para favorecer su bienestar personal a través del disfrute de la belleza, un paréntesis buscando los efectos terapéuticos de la belleza sobradamente contrastados.

  

La jornada estuvo presidida por el Sr. Jordi Martí i Grau, delegado de Cultura de l’Ajuntament de Barcelona, Sra. Montserrat Ballarí, delegada de l’Area de Benestar Social i Ciutadania de la Diputació de Barcelona y el sustituto de Sra. Carolina Homar y Cruz, directora general del ICASS del Departamento de Acción Social y Ciudadanía de la Generalitat de Catalunya. ya que esta iniciativa está promovida por las tres entidades. Elena Farreras Compte y Isabel Sanmartín Olmo,  Atenció a Persones Sordes i Sordcegues (APSO), las interpretes de Lengua de signos catalana.

  

   

La presentación del Proyecto ‘La Belleza Cura’ – a cargo de Joan Roca i Albert, director del Museo de Historia de Barcelona. (MUHBA) y Anna Castellano i Tresserra (conservadora del Monasterio de Pedralbes MUHBA). La ponencia de que contenía unos proyectos adaptados en la tecnología para cualquieras personas con minusvalía que tengan facilidades de acceder al museo.

   

  

La conferencia ‘La bellesa és a la mirada’ del escritor, periodista, traductor, enigmita, y autor de crucigramas, Màrius Serra (Barcelona, 1963), lleva 20 años publicando libros (en el 2006 ganó el premio Ramon Llull con la novela Farsa) y desprende energía, positivismo, buen rollo y buen humor. Las mismas sensaciones que transmite el libro que acaba de publicar, Quiet.

   

El comentario del autor Marius Serra sobre un libro “Quiet”‘, sobre Lluís Serra, su hijo de 7 años que sufre una encefalopatía grave y  es un “alienígena desde las cinco semanas de vida”, . En Eurodisney le trataron como un VIP y ha viajado a Hawái, Canadá, Italia y Finlandia con su familia. Todos le llaman Llullu. Es un niño inexpresivo, que no aguanta la cabeza ni fija la mirada ni puede moverse ni ríe ni habla. Y es que, el Lluís té una malaltia, como reza el título de una narración que su hermana Carla, dos años mayor que él, presentó a los Jocs Florals del colegio. Llullu sufre una grave encefalopatía que la medicina no sabe diagnosticar y que le provoca crisis epilépticas. En lenguaje llano, tiene parálisis cerebral. Su padre es Màrius Serra Huir del victimismo. Que nadie se engañe, Serra no pretende, y lo consigue, “jugar con la lágrima ni hacer chantaje emocional”. Ha huido del victimismo –“ese era el gran peligro”, afirma– y, con dosis de ironía y humor pero también mucho sentimiento contenido, intenta que sea el lector quien reflexione sobre el universo de los niños de la “etnia llullu“. “Tener un hijo tan vulnerable me hace invulnerable a muchos contratiempos que antes de conocerlo me podían amargar la existencia”, escribe. Al final del libro, una agradable sorpresa: el mágico resultado del montaje del fotógrafo Jordi Ribó y el diseñador Miquel Llach gracias al cual Llullu, el “campeón de la movilidad reducida”, parece correr si el lector ojea las páginas a cierta velocidad. “Para mí era muy emotivo verlo correr y entonces sí pensé que debía formar parte del libro”, explica Serra, que recuerda que la idea le vino “al ver en una librería uno de esos libritos con fotogramas que parecen reproducir escenas en movimiento, lo que se llama un foliscopio”.

   

A través de breves episodios reales, unos dolorosos, otros luminosos, retrata las múltiples reacciones que suscitan los llullus. Compasión, rechazo, cariño, ternura, esperanza… Hay anécdotas increíbles, como la vivida con la dueña de un restaurante genovés que rechazaba la presencia de Llullu porque le afeaba el local y molestaba a la clientela. O como recuerda Serra, a raíz del título del libro, Quieto, “una paradoja algo sangrante, pues a veces la gente nos decía ‘Qué suerte tenéis, qué tranquilo y qué quietecito es vuestro niño’…”. Y hay momentos de rabia, como los que provoca a diario la insolidaridad e incomprensión de los conductores que llevan a sus hijos al colegio y dificultan el paso de la silla de ruedas de Llullu y del bus adaptado que lo recoge para llevarlo a la Fundación Nexe. La “impresionante” labor de los trabajadores de centros especializados como este, “algunos gente muy joven, con piercings, casi salidos de un concierto de Iron Maiden, que se dedican con una ternura total a unos tíos tan poco glamurosos y babeantes…”, cuenta Serra, tienen su espacio en Quieto, así como la búsqueda de soluciones en las medicinas alternativas, los periodos de hospitalización y duros interrogantes sobre cómo será el futuro de Llullu o si es mejor o no que niños en su situación sobrevivan. “Antes a estos niños no los sacaban de casa, era feo. Ahora por suerte la sociedad se está adaptando; incluso van de colonias, tienen una escuela”. Uno de los objetivos del libro era hacer visibles a los que siempre han sido “los niños invisibles”. Puede que Llullu haya dado el primer paso para lograrlo. (Anna Abella).

Photo by Pedro Arias Redo

http://w3.bcn.es/V01/Serveis/Noticies/V01NoticiesLlistatNoticiesCtl/0,2138,124044670_124048611_2_1190506561,00.html?accio=detall&home=

http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=560835&idseccio_PK=1013

http://www.youtube.com/watch?v=Df-k9GIp2XM&feature=related

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