Nací para ser maestra
El Círculo Infantil “Bebé” apenas se diferencia del resto de estas instalaciones en el país, excepto que esa entrega de amor que por doquier reina
entre las risas de los niños y las voces de las maestras, en uno de sus salones tiene lugar en medio del más absoluto silencio. Solo el lenguaje de las señas y miradas de ternura, bastan para que Zurima y sus cinco pequeños tiendan el puente de maravillas por donde despliegan afectos, conocimientos, valores y hábitos de vida. Se trata del único grupo de niños sordos e hipoacúsicos en edad prescolar de Santiago de Cuba.[…][…] (Eduardo Palomares Calderon)
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