Discapacitados se miden ante rivales que no sufren impedimento
No hay obstáculo capaz de pararles los pies. Son diferentes, pero no inferiores. Su esfuerzo les da alas para competir contra el destino y subir al podio de los más constantes. A los 23 años, el irlandés Jason Smyth se convirtió en el primer atleta paralímpico que ha competido en los Campeonatos de Europa de Atletismo, celebrados a finales de julio en Barcelona (España). Llegó a clasificarse para las semifinales en la prueba de los 100 metros lisos. Con sólo ocho años, Jason comenzó a desarrollar la enfermedad de Stargardt, una alteración genética que produce una reducción progresiva de la vista. “Mi capacidad de visión es el 10 por ciento de la de una persona normal”, afirma el velocista. Sin embargo, esto no le va a impedir luchar por nuevas metas. La próxima será en Londres, en los Juegos Olímpicos que se celebrarán en 2012. ¿Creer que puedes hacerlo es tener ganada la mitad de la batalla?, asegura un atleta que, pese a estar prácticamente ciego, entrena y compite con otros de visión normal. El sueño olímpico, además, para ellos el sueño olímpico no es inalcanzable. Marla Runyan lo vivió en Sidney 2000. La estadounidense fue la primera atleta con grave pérdida de visión autorizada a participar en unos Juegos Olímpicos. Pese a competir con corredoras que veían perfectamente, Marla consiguió clasificarse para las semifinales de 1.500 metros. La deportista sólo tiene visión perimetral debido a una enfermedad que provoca la degeneración de la retina. ¿Lo que tengo frente a mí desaparece como en un hoyo, pero nunca pienso en esta dificultad. He aprendido a correr con ese problema?, afirma. Sin embargo, esta discapacidad le obligó a abandonar su primera pasión. Marla jugaba al fútbol pero tuvo que dejarlo porque llegó un momento en el que ya no veía el balón. Entonces cambió el césped por la pista y corrió. Corrió hasta alcanzar podios en el deporte paralímpico y aceptó el reto de luchar contra aquellas que, a priori, parecían llevarle ventaja. Conocido como “Blade Runner”, Oscar Pistorius también quiso dar ese paso, pero no fue posible. La Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) le prohibió competir en los Juegos Olímpicos de Pekín por la supuesta ventaja que le proporcionaban sus prótesis. Aunque, más tarde, el Tribunal de Arbitraje Deportivo dio la razón al corredor, éste no logró el tiempo mínimo para formar parte del equipo que su país, Sudáfrica, llevaría a la cita china. Sí pudo participar, en cambio, en los Juegos Paralímpicos donde se consoló con un récord mundial de 47.49 segundos en los 400 metros lisos. “Cuando me prohibieron correr con los atletas no discapacitados, ya hacía cuatro años que corría (profesionalmente), así que no lo hice para probar nada: sólo, porque quería seguir corriendo”, afirma. Oscar no suele dejarse vencer por el infortunio. Nació sin peronés y tuvieron que amputarle las dos piernas cuando apenas tenía un año. Pero eso no le impidió sentirse ¿como cualquier otra persona¿ y practicar rugby, tenis, waterpolo e, incluso, lucha libre. “Fui a una escuela corriente y hacía lo mismo que el resto de la gente, nunca me sentí distinto”, recuerda. En los circuitos se le conoce como Blade Runner – corredor con hojas, por la forma de sus prótesis -. No se considera un modelo, pero está feliz de dar al deporte paralímpico parte del reconocimiento que merece. “Me siento útil al demostrar a las personas discapacitadas que pueden hacer lo que se propongan. Si puedo servir de inspiración para alguien, eso es muy bueno”, señala.
Baloncesto con audífonos, Lo mismo opina Miha Zupan. ¿Me gustaría decir a aquellos que tienen problemas que no hay límites para conseguir lo que tu corazón desea?, declara este jugador de baloncesto esloveno al diario deportivo ¿Marca¿. Nada diferencia al ala-pívot de la selección de Eslovenia de sus compañeros, salvo la cinta blanca que suele lucir en la cabeza y la sordera que padece. Miha es sordo de nacimiento pero la constancia y sus audífonos le permiten jugar al baloncesto como uno más. ¿Con la habilidad que tengo para leer los labios, puedo distinguir lo que me dice el entrenador, incluso desde mucho más lejos que mis compañeros?, bromea. A Miha no le asusta el esfuerzo. ¿Nunca me ha importado trabajar duro en los partidos o en los entrenamientos. De niño, tuve que esforzarme mucho para aprender a hablar?, cuenta a ¿Marca?. A punto de cumplir los 28 años, ya ha disputado un Campeonato de Europa y el último Mundial que se ha disputado en Turquía. La sudafricana Natalie du Toit también ha demostrado su poder de superación. Du Toit, que sufrió la amputación de la pierna izquierda a los 17 años cuando fue arrollada por un coche cuando iba en su moto, fue la primera nadadora amputada que participó en unos Juegos Olímpicos, en los de Pekín, terminando decimosexta en Pekín en la prueba de 10 kilómetros de aguas abiertas. Natalie du Toit recibió el pasado mes de marzo el premio Laureus, considerados como los “Oscar” del deporte, a la mejor deportista discapacitada. Del esquí a los “rallys”, La carrera deportiva de Albert Llovera iba en ascenso. A los 17 años fue el atleta más joven en participar en unos Juegos Olímpicos de invierno. Fue en Sarajevo, en 1984. Un año después, en esa misma ciudad, sufrió un accidente mientras disputaba la Copa de Europa de esquí. Quedó postrado en una silla de ruedas. No pudo volver a calzarse unos esquíes. Su tiempo en el mundo del deporte parecía haber acabado. Pero este deportista de Andorra ¿pequeño principado ubicado entre Francia y España- supo sobreponerse al golpe. El automovilismo ayudó a Albert a deshacer las ataduras que le imponía su nueva condición. Ha llegado a competir en el campeonato del mundo de rallys, donde se ha enfrentado a pilotos que no padecen ningún tipo de minusvalía. El documental “Las alas del fénix”, dirigido por José María Borrel, narra la experiencia de Albert. Un deportista que vio truncada su trayectoria cuando apenas despuntaba y, sin embargo, tuvo fuerzas para resurgir y continuar subiendo. Al golf por el cine, fue precisamente una película lo que impulsó al dominicano Manuel de los Santos a seguir adelante. ¿La leyenda de Bagger Vance¿ se llama el film en cuestión. Trata de golf y le devolvió a Manuel las ganas de vivir, según publica elmundo.es, Manuel jugaba al béisbol pero tuvo que dejarlo tras perder la pierna izquierda en un accidente de motocicleta. Un día, su pareja alquiló la cinta dirigida por Robert Redford y protagonizada por Will Smith. ¿Al verla, notamos que era un deporte que no necesitaba que los jugadores corrieran, lo cual me impedía jugar al béisbol, así que me motivé?, explica de Los Santos a la versión digital del diario El Mundo. A partir de entonces, este dominicano afincado en Francia ha conseguido hacerse un hueco en el mundo del golf. El ejemplo del polaco Karol Bielecki ha impresionado al mundo del balonmano. Bielecki perdió la visión en su ojo izquierdo en un partido disputado el pasado 11 de junio y tres meses después ha reaparecido con su mismo equipo, el Rhein-Neckar Löwen, con la única visión de su ojo derecho. Ahora, está a la espera de si puede jugar la Champions League con una gafas que utiliza para proteger su ojo sano ya que la Federación Internacional de Balonmano no permite el uso de este tipo de gafas ni otras protecciones en la cara. La tenacidad es el ingrediente común de todas estas historias. No importa lo profundo que sea el pozo de cualquier minusvalía: el primer paso para salir de él es proponérselo. (EFE)
http://www.pe.terra.com/salud/interna/0,,OI4687357-EI5479,00.html
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